LA RECONVERSION LABORAL FRENTE A LOS CAMBIOS TECNOLOGICOS.

Robots industriales en una fábrica de automóviles

 A MEDIANO PLAZO SE DESTRUIRAN MUCHOS PUESTOS DE TRABAJO Y SE CREARAN OTROS

Por Lic. Hugo Lettieri

La llamada cuarta revolución industrial producto de los cambios tecnológicos actuales tiene y va a tener una mayor repercusión en el mundo laboral, con supresión de millones de puestos de trabajo y creación de muchos otros nuevos, incluso posiciones que ni siquiera hoy existen.

Asistimos a cambios continuos en varias áreas de la actividad, basados en las denominadas TIC`s (tecnologías de la información y comunicación), la Robótica, la Inteligencia artificial y en general la Automatización de los procesos de trabajo.

El riesgo para muchos puestos de trabajo es notorio, al punto que se prevé en los próximos 10 años en América Latina la pérdida de 10 millones de los mismos, básicamente en tareas rutinarias, tanto en el campo de la industria, la agropecuaria en sus diversas facetas, y también en el área de administración en ese tipo de puestos.

Concretamente un informe reciente de la OPP donde se analiza la estructura del empleo nacional, establece que las actividades en Uruguay con mayor riesgo de automatización son la agroganadería, la forestal, las industrias de bebidas, alimentos y tabaco; y en el campo de los servicios las actividades financieras e inmobiliarias.

Por el contrario, los sectores con menor riesgo en ese sentido son los de enseñanza, salud, tecnologías de la información y comunicación (TIC´s), recursos humanos y posiciones de atención al cliente. Por supuesto que también las actividades profesionales, científicas y técnicas (incluyendo todo el amplio mundo del Marketing on line y off-line), y los puestos de directores y gerentes.

El estudio de la OPP indica que el 58% de los empleos tiene un riesgo alto de automatización; el 22% es bajo y un 20% es medio. El riesgo (que claramente es una certeza a mediano plazo, menos de 5 años), es para los trabajos con tareas manuales rutinarias, pero también las cognitivas rutinarias (por ejemplo un cajero de banco, e incluso de supermercados como ya está pasando en el mundo desarrollado, choferes de taxis, recordemos UBER, etc.), mientras que las tareas  manuales no rutinarias y sobre todo las cognitivas no rutinarias son las que van a tener bajo riesgo de ser eliminadas, al menos totalmente.

Estas últimas tareas son las que requieren mucho mayor grado de análisis y de creación, como también las interpersonales no rutinarias requieren desarrollar la capacidad de relaciones personales, de comunicación y motivación de otras personas.

COMO PROCESAR ESTOS CAMBIOS EXITOSAMENTE

Se puede decir que la clave es formar en capacidades que permitan al individuo recrearse a sí mismo, desarrollando la capacidad de innovar y crear. Ello implica hacia el futuro un reaprendizaje casi permanente, no solo para acompañar los cambios tecnológicos, que provoca la obsolecencia en períodos cada vez más cortos. Sino también para que los trabajadores aprendan a pensar y resolver en contextos cambiantes y complejos, y puedan adaptarse a las nuevas situaciones que se irán produciendo.

Esto implica fuertes y profundos cambios educacionales, poniendo el foco en la formación en ciencias, matemáticas y por supuesto tecnologías. Esto va a dar la base para crear capacidades para los nuevos empleos, muchos de los cuales ni siquiera existen actualmente (basta recordar todos los puestos de trabajo que ha creado la existencia de Internet, puestos que NO existían en 1980, antes de la irrupción de la Web). Se calcula que más del 50% de los empleos a crearse en 10 años, son de puestos de trabajo que todavía no existen.

Pero hay otra área donde es preciso desarrollar capacidades: las denominadas habilidades blandas, o sea la actitud y capacidad para adaptarse a los contextos cambiantes, la capacidad de trabajo en equipo, de aprendizaje continuo, de relacionarse mejor y motivar a los demás, de atención al cliente y otras que integran el vasto campo de la “inteligencia emocional”.

Finalmente, no podemos soslayar una habilidad o capacidad cada vez más imprescindible: la proactividad e incluso la capacidad de emprender, todo lo cual conforma nuevos perfiles que apuntan a una redefinición de la “empleabilidad”: antes se buscaba conocimiento técnico y dedicación. Ahora y todavía más en el futuro el foco será lo técnico y la capacidad de aprendizaje, y hasta de “reconvertirse” continuamente, con trabajadores que sepan integrarse bien a los equipos y puedan seguir en desarrollo.

Un aspecto interesante de estos informes, es que por ejemplo el Banco Mundial sostiene que se crearán muchos puestos en el área del Turismo, de las energías renovables alternativas, en el campo cultural, y los servicios en general, que en buena medida sustituirán los millones de puestos de trabajo a eliminarse por la llamada “destrucción creativa”. Este concepto de décadas atrás del economista austríaco Joseph Schumpeter refiere a que la innovación en una economía de mercado destruye viejas empresas y modelos de negocios, mientras los emprendedores e innovadores generan nuevas empresas y puestos de trabajo.

Cabe agregar la importancia que en todo este proceso tiene también el propio Estado que con sus políticas activas acompaña y apoya esta transformación, para permitir a los trabajadores y empresas la reconversión, estableciendo también la contención estatal para los trabajadores inmersos en estos procesos, sin duda complejos pero necesarios. 

Por eso es que entendemos inútil y una verdadera dilapidación de recursos sociales, sostener artificialmente empresas inviables. Lo que si creemos que se debe hacer es apoyar a los nuevos emprendimientos capaces de generar empleo, además de proteger y recapacitar a los trabajadores en estas transiciones de reconversión.

Hasta la próxima entonces.