Investigaciones internacionales recientes demostraron el impacto del desarrollo de estas habilidades, también llamadas “sociales”, en el resultado económico de las empresas y en el clima laboral.
En términos generales, podemos clasificar las habilidades o capacidades laborales en “cognitivas” y “no cognitivas”. Estas últimas reciben el nombre de “habilidades blandas” o también “sociales”. Refieren a temas como la madurez social, la capacidad de trabajo en equipo, la estabilidad emocional, el liderazgo, la persistencia, la resiliencia, para nombrar las más importantes.
En cuanto a las habilidades “cognitivas” las principales refieren a la memoria, capacidad de comprensión verbal, de abstracción, la capacidad espacial, de razonamiento.
Ambos tipos de habilidades son muy importantes en el desempeño laboral, pero en el largo plazo las investigaciones demostraron que las “blandas” cobraban mayor trascendencia.
En ese sentido, una destacada y larga investigación de la Universidad de Uppsala, de Suecia, llamada “The Rising Return to Non Cognitive Skill” demostró que en un período extenso de 20 años, las personas con fuertes habilidades “blandas” tenían una performance superior en sus carreras laborales e ingresos.
Automatización e Inteligencia Artificial
El inmenso avance informático, de la robótica y de la IA (Inteligencia Artificial) en general, determinan que una creciente gama de tareas cognitivas-como cálculos y muchas otras- son asumidas en forma automática, sobre todo las más repetitivas y engorrosas. Esto sin duda aumentará en los próximos años, con los efectos multiplicados.
Todo lo cual produce una baja salarial en amplias franjas de las personas en que predominan las habilidades “cognitivas” y pasa exactamente al revés en las personas con capacidad de armar y funcionar en equipos, negociar, liderar personas, “aguantar” los avatares de la vida laboral y comunicarse interpersonalmente en forma adecuada.
Resultados y beneficios constatados
La investigación también fue clara respecto a las empresas: en ese lapso de 20 años aumentó el retorno económico de las habilidades blandas y cayó el retorno económico de las habilidades cognitivas. Incluso en las actividades con más vínculo con el exterior, esas habilidades sociales fueron identificadas como más trascendentes aún, tales como la capacidad de coordinación y de negociación con personas de otros países y culturas.
Por lo que resulta claro que es de directo interés para las empresas, cualquiera sea su rubro y dimensión, que además de la formación técnica y aprendizaje de las tareas de sus puestos de trabajo – sin duda fundamentales-, se invierta en el desarrollo de estas muy importantes habilidades, que permiten una mejora del clima laboral, de la satisfacción del personal en el trabajo y también un impacto directo en el resultado económico de las empresas.
Como conclusión, las habilidades llamadas «blandas» (o «soft skills», en inglés) , como empatizar, saber comunicarse, tener persistencia en el logro de los objetivos, transmitir estabilidad emocional, poder trabajar en equipo y hasta liderar, tienen una enorme importancia tanto en la dimensión del vínculo con los clientes, como hacia la interna de las empresas. Que se pueden desarrollar en buena medida, si las valoramos y actuamos en consecuencia.