REQUISITOS, DIFICULTADES Y TIEMPO PARA CONFORMARLO
Formar un equipo de trabajo que funcione armoniosa y coordinadamente no es tarea fácil, y lleva un tiempo considerable construírlo. Aquí desarrollamos sus características centrales y algunas reflexiones sobre su consolidación y el tiempo que lleva esa “construcción”.
Es diáfanamente claro que un “Equipo” es algo muy distinto a un simple “Grupo”, basta ver cualquier deporte colectivo para apreciarlo. El funcionamiento coordinado del primero logra un impacto muy superior que si pusiéramos a “jugar” a varias personas que no se conocen o conocen poco.
Dicho esto pasamos a enumerar las características que debe tener un buen Equipo de trabajo, que son obviamente virtudes a desarrollar:
- El Equipo debe tener claro colectivamente cuáles son sus metas y prioridades, tanto cotidianas como generales de la empresa. Dichas metas y prioridades las fija el Supervisor, dentro de los lineamientos de la dirección. En el caso de una pequeña empresa, la mayoría de ellas las fija el propio emprendedor-empresario titular responsable.
- Cada integrante del Equipo debe estar sólidamente preparado en las tareas que tiene a cargo, que obviamente pueden tener diferencias con otros integrantes. En el caso de nuevos trabajadores, es básico realizar un proceso de entrenamiento en sus tareas, para que las domine en el menor tiempo posible y así aportar el Equipo.
- Existen responsabilidades individuales, con roles claros en el Equipo. Cada uno sabe las tareas y el resultado que se espera de él, dentro de un funcionamiento colectivo con buena productividad.
- Complementarse e integrarse: un buen Equipo no se logra solo con actuaciones buenas individuales, es preciso la complementación entre todos sus integrantes, y la “integración” de ellos, precisamente. Nadie puede sentirse al margen del Equipo, y es preciso lograr una alta interacción entre todos, mediante el apoyo mutuo.
- Buena comunicación y logro de un clima de confianza: esto es un elemento clave para lograr esa integración e interacción complementaria que lleva a muy buenos o grandes resultados. En todos estos factores tiene una gran responsabilidad el Supervisor o responsable del Equipo de trabajo, que es el que da las pautas y pone “el clima” de trabajo, pero también es clave la actitud flexible y positiva de cada uno de sus integrantes.
Desarrollar un Equipo de muy buen funcionamiento, productividad y resultados prácticos no se logra en pocas semanas, lleva mucho más tiempo consolidarlo, que puede variar entre varios meses, e incluso períodos mayores.
Como dijimos anteriormente, el entrenamiento es clave, pero también ir “puliendo” los malos hábitos que a veces se transforman en rutina y que llevan a la corta o a la larga a perder tiempo.
Es preciso poner el foco en que aprendan a colaborar mejor, a no “tapar” los errores y comunicarse asertivamente, o sea directamente sin culpas ni timidez y a ser solidarios entre sus miembros.
Aunque los integrantes del Equipo tengan las habilidades necesarias, siempre es preciso hacer ajustes, desarrollar más algunas y lograr una mejor integración. Obviamente partimos de que se haya efectuado una buena selección al ingreso, porque también es cierto que no todas las personas “encajan” en cualquier organización, en su particular “clima” y cultura de trabajo.
De esta forma y con paciencia, debido a que se trabaja con personas, se va logrando una complementación y unidad de ese Equipo hasta poder obtener un alto rendimiento del mismo, que es fruto precisamente de su integración, de las habilidades complementarias y de una conducción adecuada.
Sin duda que un verdadero y productivo Equipo de trabajo, da grandes satisfacciones a sus integrantes y a la propia empresa.